Justicia y equidad: la tarea del liderazgo en la escuela pública
Este artículo reflexiona desde el foco de justicia de John Rawls, en referencia a la búsqueda y logro de la equidad, la postura de la escuela y el liderazgo escolar del director.
Por Enrique Quiñones Parra
Profesor y Administrador Público, Magíster en currículo, Magíster en liderazgo escolar, Doctorante en política educativa.
Estudios desarrollados durante la crisis mundial generada por la pandemia del Covid-19, dieron a conocer que esta crisis influyó de diversas formas y perjudicó a todo el sistema, dejó de manifiesto la real condición de vulnerabilidad social de la mayoría de la población, ampliando la brecha en el ámbito social y económico entre los más ricos y pobres. Así mismo, estos estudios vislumbraban que el mundo cambiaría y que la incertidumbre y crisis global darían paso a una transformación sin precedentes, con ello, se proyectaba que el sistema educativo ya no sería el mismo y que los líderes escolares eran fundamentales para ajusticiar este cambio, de la misma manera, se afirmaba que los directores escolares por medio de sus anhelos de equidad e igualdad, conducirían el cambio hacia una nueva realidad.
La anterior idea de crisis y cambio lleva a plantear esta reflexión desde el enfoque de justicia de John Rawls, esta mirada teórica manifiesta dentro de algunas de sus propuestas, la necesidad para conseguir condiciones de equidad entre las personas, es necesario involucrar a las instituciones en el quehacer de diseñar e implementar políticas públicas que logren alcanzar mejores condiciones por medio de disposiciones que sean equitativas y beneficien por sobre todo a los ciudadanos más vulnerables. La postura enunciada del autor plantea reformas para cuando estas organizaciones no consigan las mejoras sociales, enuncia que deben ser sustituidas o deben rediseñar sus acciones para actuar en conformidad a la búsqueda de ventajas para todos, considerando especialmente aquellos desfavorecidos y cumpliendo de esta manera con el principio de diferencia.
Por otro lado, la teoría propuesta señala la importancia de dar más a quienes lo requieren, en este caso a los ciudadanos desfavorecidos, a todos aquellos que han sido excluidos, a esos actores que dentro del contexto social no pueden acceder a las condiciones básicas para consolidarse apropiadamente dentro del sistema, en consecuencia, justifica únicamente la inequidad cuando se deba elegir darle a una persona por sobre otra, por el hecho de que esa persona requiere mayor apoyo dada su necesidad.
Apuntando directamente al ámbito escolar, se hace necesario entender la escuela como un ente político que proporciona mejores oportunidades, por ello, esta debe actuar en base a la necesidad de alcanzar la equidad y la justicia social para todos sus integrantes, el mismo actuar se debe dar en las diferentes capas del sistema educativo y en general en todo el aparato estatal y sus instituciones. En efecto, según la teoría de justicia y las actuales demandas del sistema en nuestro país, solo podría considerarse beneficioso, si se disponen mayores recursos a los Sistemas Locales de Educación Pública, estructura estatal que representa el resultado de la política pública para mejorar las condiciones de aquellos estudiantes más prioritarios y vulnerables del país.
En cuanto a la labor del líder escolar se podría advertir que, para responder a los desafíos, ineludiblemente debe implementar en la escuela "un liderazgo democrático para la justicia social", el cual determina que la participación de todos los estamentos y sus voces deben ser escuchadas y reconocidas ya que estas tienen gran valor. Este líder democrático, debe aprovechar la incertidumbre y las barreras para visualizar nuevas oportunidades y plantearse a la lucha considerando el currículo como un constructo sociológico, el líder tiene que desconfiar del sistema y hacerle frente con apoyo y colaboración de sus aliados quienes directamente son, los profesores, asistentes, apoderados y estudiantes. Como actor de cambios, debe apartarse del modelo occidental amparado en el criterio economicista propuestos por organizaciones supranacionales. Por lo tanto, es fundamental que este líder entienda la educación como un derecho social y valore a la escuela como el primer ente desarrollador de interacciones políticas entre sus miembros, considerando este proceso como parte del aprendizaje permanente de sus integrantes, lo que les permite por medio de la democracia y la participación, construir un mejor estado.
Conclusión
Es determinante señalar que la batalla para la equidad debe darse en primer lugar, desde la escena pública, desde sus organismos y desde todos los otros frentes que sean posibles, aprovechando la crisis y cambios para materializar políticas y prácticas equitativas que beneficien a las personas más vulnerables del sistema. De la misma forma, la tarea queda sacramentada en la escuela, estamento que lejos de ser infraestructura muerta e infértil, debe movilizarse con vigor y hacer frente a las barreras por medio del liderazgo democrático y de justicia, integrando activamente a los actores de la escena escolar. Este liderazgo se implementa desde el director escolar quien asume como líder y figura principal, en definitiva, este protagonista no puede desligarse y pacificarse en las tareas de liberación para alcanzar una realidad fecunda, tampoco puede actuar en la soledad y como borrego desprendido de postura, sometiéndose a tareas determinadas por personeros opresores que buscan aniquilar la nueva institucionalidad de la educación pública y alivianando la responsabilidad del estado en la concreción del bienestar de todos los ciudadanos suprimidos.
Referencias
- Rawls, J. (1993). Liberalismo Político. México, Fondo de Cultura Económica.
- Rawls, J. (1971). Teoría de la Justicia. Cuarta reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica.